Los domingos siempre han sido los días familiares por excelencia. Es el día en que las ejecutivos y los ejecutivos deciden tomar un descanso de sus deberes empresariales para ver a sus padres en compañía de sus hijos.
Es también el día que la mayoría de los padres y madres que han roto sus relaciones con sus parejas, pero tienen hijos, sacan el tiempo para buscar a sus hijos para llevarlos al parque, a comer helados o donde sus padres, amigos, etc.
Se imaginan que ilusión la de unos y otros, por ese encuentro especial, semanal, quincenal o mensual.
Los domingos son días considerados especiales por los poetas también quienes le han cantado a la singularidad de este día de reunión familiar, que también acentúa la soledad de algunos, la nostalgia de otros y sobre todo, que es el día en que se descansa de los afanes de la semana. Y también en que se prepara la vuelta a la cotidianidad.
El poeta cubano José Ángel Buesa, supo atrapar la melancolía de este día en el poema: “Domingo Triste”.
Poema del domingo triste
Este domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido ya no miente.
La soledad a veces es el peor castigo,
¡pero qué alegre todo si estuvieras conmigo!
Entonces no querría mirar las nubes grises
formando extraños mapas de imposibles países
y el monótono ruido del agua no sería
un motivo secreto de mi melancolía.
Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,
mientras corren las aguas por la calle en declive
y el corazón se muere de un ensueño que vive.
La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo,
y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenuo impudor de una niña desnuda.
Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
¡qué alegre me sería este domingo triste!